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En uno de los nuevos vuelos de bajo coste que están copando el mercado aterrizamos en Amsterdam-Schiphol, un aeropuerto que, haciendo honor al nombre del país, se encuentra 5 mts bajo el nivel del mar. Tras esperar más de media hora a que nos den las maletas, tomamos un tren que en 15 minutos y por menos de 4 euros (si sacas el billete en maquina, en taquilla tiene un recargo de 50 centimos/billete) te deja en el centro de la ciudad. Llegamos a la Estación Central y compramos en las oficinas de la GVB (justo enfrente de la estación) las tarjetas para poder hacer uso de todo el transporte público de Amsterdam. Las cogemos de 4 días (unos 14 euros), aunque después nos daremos cuenta de que si sólo vamos a movernos por el centro, este es completamente abarcable andando. Hemos reservado por internet el hotel más económico (50 /noche) y más cercano al centro que hemos
podido encontrar: El hotel Abba,
bastante corrientito pero cómodo y bien situado. Trás dejar las cosas empezamos a andar para conocer la ciudad : tranquilidad ,muchas bicicletas, edificios bajos y canales.
Una magnifica impresión.
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Tras el Coffee nos acercamos al Mercado de las Flores (al lado de Munt Plein) donde le echamos el ojo a los bulbos que compraremos el último día. Hacemos uso de los urinarios callejeros (gran acierto!) y seguimos andando hasta el Distrito Rojo, entrando para cenar pato lacado en un restaurante del barrio chino. Cogemos el tranvía (fantástico el transporte público en puntualidad y frecuencia) y nos tomamos un cafe al lado del hotel antes de retirarnos a descansar. Tras desayunar cogemos un tranvía hasta la casa de Anna Frank para visitar el cercano Homo-monument.
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Regresamos andando hasta el Zeedjik para almorzar en un japonés muy de diseño. Tras una visita a un C.S. tomamos uno de los barcos que hacen una ruta de una hora por los canales desde el Damrak. Después de desembarcar recorremos las calles aledañas que hierven de turistas a pesar de ser temporada baja. Pasamos por el Palacio Real y la Iglesia Nueva, entramos en diversas tiendas, en un super donde compramos quesos, entre ellas el Magna Plaza, merendamos unos pasteles de zanahoria y queso y regresamos al hotel. Tras ducharnos y descansar salimos a cenar a un turco. La copa final la hacemos en un bar de dardos al lado del Abba. Después de desayunar salimos a pasear por un parque cercano, el Vondelpark, hasta la hora de apertura del Museo Van Gogh. Hay tal cantidad de gente, que los cuadros no se pueden ver con una mínima dignidad y encima están acristalados como una litografía del salón de tu casa. Lamentable.
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Tras la visita al museo nos vamos hacia Albert Cuypstraat. En esta calle se hace un mercado diario (excepto domingos) de los mejores de Amsterdam. Tras una cerveza, el almuerzo en un restaurante holandes de la zona a base de kroketen y stokbrodd y una visita a un C.S. nos vamos de compras al mercado de las flores. Al regreso, el mundo es un pañuelo, me encuentro con un amigo de Málaga, Jose Carlos Casado, que está en Roterdam para una exposición. Dejamos las cosas en el hotel, damos una nueva vuelta por el Distrito Rojo que, al ser sábado, está animadísimo y cenamos en un restaurante malayo. El último día, desayunamos, dejamos la maleta en recepción y nos vamos al Rijks Museum. Es un edificio soberbio y sus fondos son muy interesantes. Me atrajo especialmente "La Lechera" de Veemer.
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5 años después de este primer viaje regresamos a Amsterdam para pasar 4 días fríos, oscuros y lluviosos. Hemos conseguido un hotel céntrico al lado del Botánico por 70 euros. Pasamos el primer día recorriendo sus conocidas calles. La cena, de 16 platos, la hacemos al lado del hotel en un Indonesio. Al día siguiente, tras desayunar en una panaderia, vamos a la estación central para tomar un tren que en 20 minutos nos lleva a HAARLEM. Desde su estación art nouveau vamos hasta la Plaza Mayor, donde al
ser sábado hay mercado. La plaza está rodeada por edificios interesantes como la iglesia gótica de San Bavo, el Vleeshall (antigua carnicería), el Stadhuis (ayuntamiento) y el Hoofdwacht (del siglo XIII). El domingo lo dedicamos a visitar los "pueblos del agua". Al lado de la estación central, tomamos el bus 110, sacamos el waterlandticket (6 euros) que permite viajar por la zona durante todo el día y en media hora llegamos a VOLENDAM. Vamos a su puerto, lleno de tiendas de souvenirs y recorremos sus callejuelas de casas verdes de madera. Tomamos de nuevo el bus para, tras un transbordo al 111, atravesar Monnickendam y llegar a la pequeña MARKEN, antigua isla unida actualmente a tierra por un dique. Entramos primero en su cementerio rodeado de agua y paseamos por sus calles hasta la hora del almuerzo que hacemos en el puerto. Volvemos a Amsterdam para pasear por las zonas en que no habiamos estado aún. Al día siguiente tras desayunar nos vamos hasta Schipoll para regresar al sol malagueño.
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