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Octubre 2006
A las 6,45 nos llaman. No encontramos la llave del coche hasta 20 minutos después debajo de la cama. Salimos para el aeropuerto de Salta sin tráfico alguno, ya que este lunes es festivo (el jueves fue el día de la Hispanidad, pero los festivos son trasladados al lunes siguiente). Tras devolver el coche, al que aplican un suplemento de 300 Ar$ por exceso de Kms y gasolina, embarcamos a las 9 y media, llegando en hora al aeroparque para tomar el vuelo a Ushuaia que, como veremos es algo habitual en Aerolíneas, tiene retraso. Salimos del aeroparque (está en el centro) para dar una vuelta y tomar un choripan en la Costanera, donde cientos de personas pasean, toman el sol o pescan. A las 16h. sale el vuelo, via Rio Gallegos, llegando a Ushuaia a las 21,30h. En un remis vamos a la Hostería Finesterrae, que hemos reservado en Tangol y ¡sorpresa!... hace tres meses que cerraron. Afortunadamente, ya que estamos en las afueras, el conductor, que se había esperado, nos lleva a buscar sitio. Lo encontramos en pleno centro, unos apartamentos algo destartalados (150Ar$) con una calefacción a tope, incluso para los 3º que hacen. La cena la hacemos enfrente, en un “tenedor libre” por 16 pesos c/u .
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Bien temprano y bien abrigado salgo a dar un paseo. La ciudad está rodeada de montañas cargadas de nieve. Encuentro en la calle principal, la Avda San Martín, una hostería que tiene libre una habitación (130 Ar$) con bonitas vistas al canal, así que nos trasladamos. Al mirar el correo veo que hay uno del dueño de la hostería inexistente, preguntando donde estamos. Contactamos con él y viene a vernos para explicarnos que cambiaron a unas cabañas mejores, que estuvieron para recibirnos en el aeropuerto y les dijeron que el vuelo estaba anulado... Le decimos que podrían haber comunicado su nueva dirección con tiempo y que no nos vamos a cambiar nuevamente. Tras pedirnos disculpas nos dice que él se encarga de pagar a la hostería y de devolvernos el dinero de la primera noche, para que no tengamos que ir a reclamarlo a la agencia en B.Aires. Reservamos en la propia
Hostería Alakaluf (muy amable y atento su personal) el barco de
las 15h. para un recorrido por el Canal de Beagle y nos vamos a pasear
en un soleado día .
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Desayunamos a las 8 y media y nos vamos a una de las varias paradas de microbús que hay en la calle del puerto para tomar uno que por 25 pesos nos lleva al Parque Nacional Tierra del Fuego. Tras abonar los 20 Ar$ de la entrada,nos dejan en el sector Lapataia, por el que recorremos la laguna negra, el turbal, la castorera, la bahía, el mirador y la isla. En el paseo vemos muchos patos, ibis, conejos, rapaces, loros ... Vamos al Lago Roca para el regreso de las 15h. , pero no nos recogen hasta las 17h., con disculpas del chofer por el “error” (Es mucho más fiable la línea regular que cada 1 o 2 horas sale de 25 de Mayo con Maipú). A la llegada tomamos un
café en”Ramos Generales. El Almacén”, un muy
bonito local en un edificio de hace un siglo cerca del puerto frente la
YPF. Recomendable.
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Desayunamos y comprobamos que la habitación está pagada y nos vamos a la vecina oficina de Aerolíneas, donde nos indican que nuestro vuelo tendrá 4 horas de retraso. Nos dedicamos, pues, a pasear, ir de tiendas, cambiar y a probar unos chocolates riquísimos. El almuerzo lo hacemos en el bonito “Bodegón Fueguino” que se ubica en la “Casa de Pioneros” de 1896. Probamos la local cerveza Beagle y un sabroso cordero con miel , naranja y milhojas . Recogemos las maletas y en taxi nos vamos al aeropuerto, facturamos, pagamos las tasas (18 Ar$ c/u) y salimos con 5 horas de retraso. En Calafate una de las maletas
sale rota. Tras reclamar, tomamos un taxi para hacer los casi 40 Km al
pueblo (28 pesos). En el hostal Cerro Cristal, (mas bien albergue) al
llegar tan tarde tenían sin cerrar la excursión del
día siguiente, cosa que hacen de inmediato.
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Nos llaman a las 6 y media y como nos recogen a las 7 y media nos da tiempo a cambiar de habitación (la 1ª estaba muy cerca de recepción y era ruidosa). Tras abonar el coste de la excursión a “plazos”: 175 pesos en el hostal, 18 en el autobús y 30 en la entrada al parque, embarcamos en un catamarán muy nuevo para hacer la excursión de “Todo Glaciares” (que recomiendan en los foros hacer antes que la de P. Moreno). Un sector del Lago Argentino tiene una gran marejada, lo que nos obliga a quitarnos de cubierta un buen rato. Cuando amaina un poco salimos a alucinar con los témpanos y sus tonos de azul. Aunque es temprano hacemos una parada de una hora en el lago Onelly para verlo y hacer un picnic (nosotros lo compramos en el barco), tras lo cual navegamos hasta la inmensidad del glaciar Upsala, donde hace un viento huracanado y donde, a diferencia de otros días nos podemos acercar mucho (cosa que la empresa no garantiza y lo mismo sales a navegar y no ves apenas nada) ya que los témpanos no cortan el camino. Después vamos al glaciar Spegazini y tras un buen rato de fotos y disfrute, regresamos a puerto a las 4 y media tras más de 125 Kms de navegación.
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Nos recogen a las 9 h. de un día muy nublado y al poco lluvioso. En un micro con 14 personas y tras 2 horas de camino y previo pago de la entrada de 30 pesos al parque, llegamos al embarcadero oriental del Perito Moreno, decidiendo no embarcar (tuvimos ya bastante el día anterior). Tras un paseo por la orilla y visto que el frío y la lluvia aumenta nos vamos a esperar a la cafetería. A las 12 y media nos recogen y nos llevan a las pasarelas. Sorprendente, alucinante, precioso. Estamos arrecidos pero gozosos. Tras el paseo comemos unos bocatas resguardados de la lluvia como podemos y a las 3 y media nos regresan a Calafate. Pasamos por Aerolíneas a por la recosida maleta y las tarjetas de embarque. Paseito y cena, que aunque pensábamos ir a la recomendada “La Tablita”, visto lo que nos gustó “P. Vida” repetimos, esta vez con unas empanadas, un riquísimo guiso de lentejas de la abuela y liebre en escabeche. A las 9 h. tras desayunar y un
breve paseo tomamos un taxi al aeropuerto, abonamos las tasas (18 Ar$
c/u) y salimos ¡en hora!. |
A las 6´45 h. desayunamos y con el coche vamos por ripio hasta la playa del Doradillo, desde donde se suelen ver ballenas, normalmente al principio de temporada. Como estamos casi al final no vemos ninguna, por lo que seguimos hasta el control de acceso al parque en el istmo de la península Valdés, donde abonamos 35 Ar$ y nos dan documentación, indicándonos que se puede acceder a todo menos a Punta Delgada (que es privada). Seguimos por asfalto hasta Puerto Pirámides, donde ya desde la carretera se ve la bahía con muchas ballenas francas. Con otras 40 personas tomamos
un barco (65 pesos c/u) para ver de bien cerca muchas ballenas y
ballenatos, durante hora y media de navegación. Tras esta ruta
y la del día siguiente nos quedo claro que es mejor, si el vuelo
llega en buena hora, ir directo a alojarse en P. Piramides o en alguna
hosteria como La Elvira en Punta Cantor y después del recorrido
por P.Valdés ir a alojarse a Trelew para desde alli ir a Tombo.
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Volvemos a Trelew y aunque nos
cuesta encontrar donde comer, por casualidad encontramos el muy bonito
“Chateau Vieux”, en un edificio de 1925, en c/ 25 de Mayo
con Bell, frente YPF, donde tomamos unos mejillones a la provenzal con
plátanos muy ricos, un plato de carne y una sabrosísima
cazuela de pescado y marisco, sin punto de comparación con la
del día anterior en el “Náutico”, todo ello
por 11 € por cabeza.
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Desayunamos y nos vamos a Playa Unión, una zona de veraneo en la que está todo cerrado y desde la que se observan toninas en temporada. Damos un largo paseo por su playa. Vamos a Trelew, haciendo una breve parada en Rawson, que a pesar de su pequeño tamaño es la capital de la provincia y tomamos una cerveza helada en el Restaurante “Miguel Ángel” junto al Museo del Pueblo, en la antigua estación de ferrocarril. Vamos al aeropuerto y devolvemos el coche, pagamos las tasas (6 pesos) y facturamos las maletas, que ya llevan algo de sobrepeso, sin que nos cobren nada. Tenemos un vuelo muy movido. Al
llegar al aeroparque tomamos un taxi hasta el Apartotel Embassy, en la
centrica c/ Cordoba, que hemos conseguido en Internet por 25
€/día, en donde nos dan una habitación en el piso 12
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Tras desayunar cruzamos a la calle a la espera de que abran las oficinas de Buquebus a las 9h. para comprar el paquete de visita a Colonia por 99 pesos, con traslados, almuerzo y city-tour, que pagamos con tarjeta (el precio del pasaje normal de i/v son 123 pesos), tras lo que buscamos un sitio donde cambiar. En las casas de cambio de c/ Florida ofertan 3,71 por euro, así que vamos a unas joyerías que también cambian moneda en C/ Corrientes (cerca de S Martín), donde nos cambian a 3,84. Tomamos el metro hasta Retiro y desde allí el tren hasta Tigre (4º minutos). Enfrente de la estación está la Terminal Fluvial de donde salen los barcos para guiris y los de línea regular. Tras una completa información en la oficina de turismo de la propia Terminal, decidimos sacar por 16 Ar$ el de la empresa “Jilgueros” que va por el río Carapachay hasta el Paraná de las Palmas y el arroyo Durazno. 2 horas de ida y 2 de vuelta, aunque dan la opción de transbordar en otro de regreso a mitad de camino. Como queda una hora para
embarcar paseamos por el “circuito real” del centro
histórico y compramos unos bocadillos y bebidas. Hacemos una
navegación muy agradable por unos ríos y canales con el
agua muy alta, parando para embarques y desembarques y repartida de
correo en muchas de los cientos de casas que se alzan al borde del
canal.
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A las 8 estamos en la Dársena Norte del puerto, con otra mucha gente, para embarcar a Colonia de Sacramento. Nada más llegar empieza a llover fuertemente. Tras 3 horas de travesía llegamos a Uruguay, donde es 1 hora más, así que primero nos llevan a almorzar al “Viejo Túnel”, donde pedimos un tinto de allí, bastante bueno, el Pujol. Tras el almuerzo nos llevan a
una granja que fabrica mermeladas (de morron, cebolla, berenjena etc),
cuyo propietario, el sr. Arenas, es coleccionista, teniendo por 2 de
sus colecciones (las de lápices y las de llaveros) sendos
Guinnes. También tiene un mini zoo de fauna local.
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Despertamos tarde y una vez desayunados hacemos una caminata por la zona del teatro Colón y plaza Lavalle, en donde vemos algunos paseaperros, hasta llegar al Congreso. Al lado está un edificio interesante, el de la antigua cervecería “El Molino”. Bajamos hasta el café Tortoni para comprar unos dedales y tomar un cafetito y seguimos andando hasta el barrio de Recoleta: Alucina! Las calles principales hasta la Plaza Alvear están alfombradas de rojo. Pasamos delante del pedazo de mansión que usa como sede la embajada del Vaticano. Hacemos bastantes compras para regalitos en el mercado de artesanías y entramos en el inmenso centro cultural, antes de almorzar “niños envueltos” en el “Matías”. Entramos en la Iglesia del Pilar, monumento histórico de 1782, muy bonita y con reliquias de santos y después en el monumental cementerio de la Recoleta, de 1822, donde se encuentra la tumba de Evita (probablemente el mas feo de los mausoleos y panteones). Seguimos andando hasta el metro
para ir al barrio de Balvanera para dar una vuelta por el antiguo
mercado de abastos del siglo XIX, reconvertido en un inmenso Shopping,
que incluye hasta parque de atracciones (el museo de los niños)
y nos tomamos unos ricos helados en Freddo, una de las mejores
heladerías de la ciudad. Tras llover toda la noche sigue
haciéndolo por la mañana, así que pedimos un
remise con tiempo, por que al ser domingo pueden haber pocos, que nos
recoge a las 11 h.y nos tralada a Ezeiza por 58 pesos, incluido peaje. |