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LA PAGINA DE ENRIQUE LUIS : RELATO DE VIAJE A LAS REPUBLICAS BALTICAS 
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Octubre 2011
 
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Trakai


El vuelo de mejor precio que hemos encontrado para ir a las Repúblicas bálticas sale de Alicante, así que en algo mas de 4 horas allí estamos para en un hotel al lado del aeropuerto, en Torrellano, pasar la noche, previa entrega del coche en un aparcamiento lowcost, de los muchos que allí hay.

A las 5 de la mañana nos recoge el transfer del hotel que en 5' nos deja en el aeropuerto. Facturamos la maleta y a las 7 h. salimos hacia Kaunas (Lituania), donde llegamos a las 12 h. (1 más que en España). Hacemos el papeleo para retirar el coche, un golf que hemos alquilado por 237 € para 8 días (más 220€ por devolución en otro país). Enchufamos el gps del móvil para que nos lleve al hotel Daurgidas, en pleno casco histórico.
Damos un primer paseo hacia el centro, cambiamos 200 € en litas y comemos en Laisves Aleja (avda de la Libertad), la cual está toda llena de fotos antiguas de baloncesto, en la ciudad nueva (Naujamiestis). Nos acercamos a iglesia ortodoxa de San Miguel Arcángel, construida bajo el mandato del zar Alejandro II, a finales del siglo XIX, y desde ahi regresamos a la ciudad vieja (Senamiestis) por la calle Vilnius, pasando por la puerta del Palacio Presidencial, para visitar su Ayuntamiento de 1500, conocido como el “el cisne blanco”, la catedral gótica y las también góticas Casa Perkunas (dios lituano del trueno) y la iglesia de Vitautas. Nos ha faltado subir en alguno de los 2 funiculares de 1930 que siguen funcionando y dar un paseo tranquilo por el castillo del siglo XIII, pero el tiempo no da para más.

Tras un completo desayuno en las antiguas bodegas del castillo y por una autovía con radares cada pocos kilómetros marchamos hacia el tranquilo pueblo de Trakai, para ver su castillo situado en una isla en el lago Galve.
Hacemos después los 25 kms que nos separan de la capital lituana, Vilnius y llegamos a nuestro alojamiento al lado del casco histórico en un edificio destartalado. En un recorrido de mañana y tarde visitamos lo más interesante de esta ciudad, Patrimonio de la Humanidad desde 1994: la barroca iglesia de S. Pedro y S. Pablo, la Puerta del Alba, la catedral neoclásica con la estatua del fundador de la ciudad en su plaza, la catedral de S Nicolas y otras varias iglesias de la zona. Como llueve desistimos de ir a la torre Gediminas , único resto del antiguo castillo.


Vilnius


El almuerzo lo tomamos en la explanada del CAC: tortillitas de salmón y carne a la pimienta La cena la hacemos en un restaurante belga a base de mejillones y pollo.
A las 8 h. golpean la puerta de la habitación para entregarnos una bandeja con el desayuno. Sacamos el coche del patio y salimos hacia Kaunas. Una vez pasada ésta, la autovía se convierte en autopista con limite en 130. Es éste, al igual que los otros 2 países, un país extremadamente llano con apenas elevaciones y grandes masas de arbolado.

Llegamos al puerto de Klaipeda a mediodía y por 47 Lt accedemos con el coche al barco que cruza al istmo de Curlandia , que Lituania comparte con Rusia. Tras pagar el acceso al parque natural en un peaje automático en la carretera (10Lt) vamos hasta el pueblo de Juodkrante, vacío en esta época del año y en donde nos cuesta encontrar donde comer: Al final lo hacemos en un agradable jardín: pan con ajo y queso y pescado.
Seguimos hasta la Colina de las Brujas y después a la gran duna (a unos 15 kms del pueblo). Hacemos su ascensión en medio de un viento helado. Desde lo alto se divisa tanto el mar Báltico como el lago Curonian.

Tras regresar a. Klaipeda y encontrar el hotel Promenada, salimos a pasear al cercano centro de la ciudad y a hacer una cena a base de Saltibarsciai (una fria sopa de remolacha con yogur) , pato con manzanas y peras y gambas con beicon y cangrejo. Riquisimo todo y con una presentación de lujo en el Bistro Friedricho y por 70Lt . Eso sí, al final, en nuestra estancia no llegaremos a probar el típico cepelinai (pure de patata relleno de carne y/o setas)

Hacemos el desayuno en una nublada mañana, en la que gastamos las litas que nos quedan en gasolina y, primero por autopista y después por una carretera en obras, nos dirigimos hacia Siauliai para visitar, a 11 km de éste, la Colina de las Cruces, que algunos cifran en más de 100.000 y que el ejercito ruso intentó destruir varias veces ya que se convirtió en un símbolo de resistencia y que ahora es un centro de peregrinación y negocio católico.

Salimos de Lietuva y entramos en Latvia, donde las carreteras empeoran mucho, para desde Eleja ir hacia el Palacio de Rundale, de estilo barroco- rococó y con unos versallescos jardines. Lo vemos desde el exterior antes de seguir hasta Bauska para cambiar 200 € en Lats y comer algo.


Colina de las Cruces


Llegamos a Riga con tiempo de dar una vuelta por su casco antiguo antes de que oscurezca. Antes hemos aparcado el coche en un parkin callejero (5 € las 24h), dejado las cosas en nuestro hotel, el Clarion Valdemar, en el que por 105 € las dos noches, tenemos desayuno, cena, te/café las 24 h, jacuzzi, sauna y a un paso de lo visitable. Un lujo.

Tras un completo desayuno, paseamos en la neblinosa mañana nuevamente hacia el casco antiguo de Riga, el “París del norte”: Por la “Explanada” vamos hasta la catedral ortodoxa y el vecino Monumento de la Libertad desde donde accedemos al casco histórico: la torre de la Pólvora y los edificios conocidos como los “Tres Hermanos” son nuestras primeras visitas antes de ir a la plaza del Ayuntamiento, la plaza Ratslaukums y la Casa de las Cabezas Negras.
Vamos después al increíble mercado central,situado en 5 antiguos hangares de Zepelines, atiborrado de productos y gentes. En sus cercanías hay un edificio similar al Palacio de las Culturas de Varsovia, desde donde marchamos a unas antiguas naves convertidas en comercios, para en un chill tomar las primeras “alus” (cervezas) del día.
Seguimos paseando hasta la hora del almuerzo que hacemos al lado palacio presidencial, previa subida a la torre de la iglesia de S. Pedro, desde, en éste, al final despejado día, se divisa una gran panorámica del río Daugava y toda la ciudad vieja.
Tras la cena en el hotel salimos a dar un paseo: como es fin de semana las calles (y los sitios) están a reventar y muy animados.

Inauguramos el mes de octubre saliendo hacia Turaida en el valle de rio Gauja (conocido como la Suiza letona). Tenemos la suerte de llegar temprano y visitar la zona antes de que se abarrote al ser sábado. Entrar a la zona del antiguo castillo cuesta 3 Lats. El castillo fue destruido totalmente en el siglo XVIII y ha sido reconstruido en ladrillo rojo. También han reconstruido en la falda de la colina de lo que era la villa extramuros para su visita una serie de casas, donde el personal va vestido de época.
Subimos al torreón para tener una bella panorámica de la zona. A la salida, vista la cantidad de gente que empieza a abarrotar el parque decidimos pasar de visitar las grutas y/o subir a teleférico.


Riga


Vamos al pequeño pueblo de Cesis a ver su castillo y a comer algo en una cafetería con una camarera que no se entera apenas. Llegamos al alojamiento en Bille en una mansión del siglo XIX. ubicada sobre el río, en la que no hay nadie esperando. Al rato aparecen por que estaban durmiendo ya que a la noche tenían una “celebración”. Cambiamos la habitación que nos dan por otra mas alejada de la zona «festiva».
La cena la hacemos en un bar de la cercana carretera nacional.

Salimos temprano hacia Valmiera y Valga, pueblo distribuido en las dos partes de la frontera. Gastamos el resto de lats en gasolina y en un baratisimo tabaco y entramos en Estonia. Aunque en Lituana y Estonia el idioma, sin ser el mismo, tiene un tronco común aquí ya procede del finés. Lo que a nosotros nos va a dar lo mismo, ya que seguiremos entendiéndonos en un chapurreado inglés.

La carretera mejora hasta llegar a Tartu, ciudad universitaria tranquila en esa mañana de domingo y con «precios» ya en euros: la cerveza de aperitivo nos cuesta el doble que durante el resto del viaje. Paseamos por la plaza del Ayuntamiento con su estatua de dos estudiantes besándose bajo un paraguas, donde unos chavales hacen el gilipollas, hasta que uno de ellos cae dentro de la fuente.
Antes de reanudar la ruta nos acercamos al edificio principal de la universidad y la iglesia de S Juan, de ladrillo rojo y con más de 1000 esculturas de terracota colocadas en varios huecos .

El almuerzo lo tomamos en el pueblo de Mustvee a las orillas del lago Peipus para proseguir hasta Kuremae para visitar el único claustro ortodoxo ruso en Estonia, con convento, casa para 160 monjas, fuente sagrada y curativa y un entorno realmente agradable.
Llegamos a Narva, en la frontera con Rusia, desde cuya fortaleza observamos la de Ivangorod en la otra orilla del río. Pasamos cerca del puente de la “amistad” en cuyos aledaños se agolpan para cruzar los rusos que han pasado el dia de compras en Estonia. Tomamos una sabrosa y barata cena a base de alitas especiadas , verivorst (morcilla), rollo de verduras con pollo y Vana Tallinn ( licor de hierbas)


Rusia desde Narva


Amanece un día lluvioso que nos impide hacer senderismo, como teníamos previsto en el cercano Parque Nacional de Sahemaa. Camino a éste visitamos la cascada de Valaste, Sagadi Manor y su museo del bosque, antes de alojarnos en un hotelito de Vosu, pueblo casi fantasma en esta época del año.
Almorzamos en el único pub abierto del pueblo y ya que cierra a las 18 h. tenemos que hacer la cena en hotel de Sagadi: ensalada de pato, arenque semifrito, cuello de jabalí y pastel de zanahoria.

Desayunamos y abandonamos el PN, siguiendo por autovía hasta Tallinn. Llegamos temprano al hotel que hemos escogido por su cercanía a la terminal marítima “A “ para dejar las maletas e ir a sacar los billetes de barco.
Vamos a devolver el coche y le «descubren» unos desperfectos que acabará cubriendo el seguro extra que sacamos por 50 €. y que inicialmente no nos habían cobrado. Hacemos un primer recorrido por el casco histórico amurallado de Tallinn, PH desde 1997.
Tomamos una cerveza en jarras “medievales” en Krambude una tienda-restaurante de pleno ambiente y decoración medieval, antes de subir a la colina de Tompea, donde se ubican el castillo, la catedral de Sta Maria y la de Alexander Newsky y una serie de miradores. En la bajada hacemos un almuerzo que incluye un incomible pie de cerdo.
A la tarde paseamos por el círculo verde que rodea la vieja ciudad hasta llegar a un restaurante caucásico para hacer una cena a base de sopas armenia y georgiana, pollo tshahhobili y trucha kutap

A la mañana siguiente seguimos recorriendo el casco medieval : la iglesia de S Olaf, la plaza del Ayuntamiento, la Farmacia Municipal, el monasterio dominico, el callejon de santa Catarina, finalizando el dia con una cena en el restaurante finlandes Mannerheim : entrantes «rusos», pato (nuevamente) y Vorschmack (carne asada picada con arenque, patata asada, pepino agridulce, remolacha y requesón ruso).


Tallinn


A las 7,30 embarcamos en el barco Viking xpress que en 2,30 h. nos lleva de Tallinn a Helsinki, de puerta a puerta de hotel.
El Hotel Katahannokka, en el que nos alojaremos 2 días es la antigua cárcel de la ciudad, muy adecuadamente reformada, mereciendo pagar el precio más alto de todo el viaje. Dejamos las maletas en consigna y partimos a descubrir la ciudad.
Tras ir a la catedral ortodoxa, recorremos el mercado del puerto bajo una pertinaz lluvia y entramos en el mercado, donde nos sentamos en un puesto para tomar unos platos de reno (poro) y de arenque. Vamos a la catedral luterana y como la lluvia arrecia nos vamos al hotel, saliendo para cenar en una pizzería cerca de la estación.

El desayuno es muy completo y se sirve en tazas y platos de metal como los que se usaban en la prisión. Recorremos las calles en un día menos lluvioso pero con mas frío en el que hordas de suecos desembarcan para el partido de esa tarde. Vemos los decorados edificios de esta ciudad, muchos de ellos de estilo art deco. Almorzamos en un nepalí de precio discreto para lo que se estila aquí.
Cenamos en una espaguetería que encontramos con sitio ya que al ser viernes todo esta lleno o es por reserva.

Una vez desayunados y pagada la «celda» vamos a tomar el bus 615 que por 4 € en 40' te lleva al aeropuerto, para con Norway en un avión «guarderia" regresamos a Alicante, recuperar el coche y pasar la noche en el mismo hotel de la ida, con cena en un lugar muy recomendable: el cortijillo de Juan Diego, para volver a casa al día siguiente, tras 14 días de ruta báltica.


Helsinki
 

mapa de R. Bálticas