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octubre 2019![]() |
Nos vamos a pasar una semana a Cerdeña como culminación de las vacaciones de este año, tras nuestro viaje a Madagascar. Habíamos sacado los vuelos a cargo de los Avios a través de Madrid para la ida y para el regreso por 80€ a través de Barcelona, alquilado un coche por 165€, incluida la franquicia, planificado la ruta y reservado los hoteles. Iniciamos ruta en domingo a las 9 de la mañana para llegar a Olbia a las 3 de la tarde. Entre recogida y trámite para retirar el coche tardamos casi 1 hora, iniciando a continuación una ruta corta de 90 Km., parando en Porto Ottiolu para tomar un expreso en su puerto deportivo. En Orosei damos un paseo por las casi vacías calles del pueblo antes de tomar el aperitivo (con una gran tapa como acompañamiento), cenar en una agradable trattoria y alojarnos en el prácticamente nuevo Hotel Gli Ulivi.
Desayunamos (un bufé muy completo) y comenzamos un día de bastantes Kilómetros (300) por carreteras de curvas.
En las cercanías hay otros lugares interesantes como el poblado nurágico de Tíscali, las gargantas de Gorropu o el recinto arqueológico de Serra Orios, que dejaremos sin visitar. Tampoco iremos a Golaritse por la dificultad del camino y la distancia. Tras innumerables curvas llegamos a Baunei y nos desviamos a la cercana cala de Pedralonga para ver la "agugliastra", una especie de pirámide calcárea que alcanza los 130 metros sobre nivel del mar. Descansamos un rato antes de reiniciar el camino hacia Cagliari, capital de Cerdeña con más de dos milenios de existencia, con una parada previa para almorzar en ruta.
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Iniciamos la visita ascendiendo desde nuestro alojamiento, un B&B, hasta el barrio de Stampace, el más antiguo de la ciudad, pasando por la Galería Comunal de Arte, ubicada en unos jardines públicos, para visitar el anfiteatro romano (siglo II d.C.) sobre las gradas de la montaña.
Existen un montón de iglesias en la zona como la de S Efisio (patrón de Cagliari), de estilo barroco piamontés, Sta. Ana, S Lorenzo y S Pancracio, S Miguel, o la cripta de Sta. Restituta. Vamos a continuación al Bastión de Saint Remy, edificado entre 1896 y 1902, para disfrutar allí de sus vistas, bajar a la plaza de la Constitución y tomar un café con dulces en el histórico café Tramer. Descendemos hacia el barrio histórico de Marina por Via Manno hasta el Largo Carlo Felice, y desde allí ascendemos de nuevo hasta la torre del Elefante, una torre defensiva levantada por los pisanos ante la ofensiva aragonesa, llamada así por su escultura del elefante en mármol. Desde allí iniciamos el regreso hasta nuestro alojamiento, del que saldremos para cenar en una pizzería cercana. Buscamos un sitio en las cercanías para desayunar antes de marchar hacia la población de Pula conocida por el yacimiento fenicio y romano de Nora, uno de los más importantes de toda Cerdeña, situado a unos 35 kilómetros de Cagliari junto a las playas de Santa María de Pula y la bahía de Chia. Aunque hay testimonios de que ya estaba habitada en tiempos de la civilización nurágica, Nora adquirió importancia con la fundación fenicia (VIII AC). Los romanos la convirtieron en capital de la Cerdeña romana. La caída del imperio supuso su abandono paulatino.
Llegamos antes de la hora de apertura y nos llevamos la sorpresa de que la entrada es gratuita al haber cambio de empresa gestora.
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Regresamos hacia Cagliari para rodearla, entre canales llenos de flamencos, tomar la autovía y seguir hacia Barumini. El complejo nurágico de Su Nuraxi de Barumini nombrado PH en 1997, es uno de los nuraghe más representativos y de los mejores conservados de la isla. Hasta el siglo pasado se encontraba semienterrado formando una especie de colina artificial, que fue rebajada en las excavaciones efectuadas en la década de 1950. Como la visita hay que hacerla con guía y en grupo, decidimos verlo exteriormente y marchar al pueblo de Siddi para en sus cercanías y con dificultad encontrar la Tumba de los gigantes de Sa Domu y s'Orcu, antigua tumba de 1500 años antes de Cristo para visitarla de forma gratuita y en solitario.
Volvemos a Barumini para almorzar y seguir hacia Oristano, capital de la provincia con el mismo nombre, emplazada en un golfo de la costa oeste de la isla, con Bosa más al norte e Iglesias al sur.
Tras el paseo nos sentamos a tomar un gin tonic y nos vuelven a sorprender con la inmensa “tapa” sarda que lo acompaña.
Desayunamos (incluido) para salir, repostar gasolina e iniciar los 130 Kms del día. Vamos al vecino Tharros, los restos de una ciudad construida por los fenicios a finales del siglo VIII AC. Hacemos unos pocos kilómetros para llegar a la playa de Is Arutas, formada por granos de cuarzo que le dan un tono blanco.
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Seguimos hasta Bosa, antiguo asentamiento fenicio en el estuario del río Temo (el único navegable de la isla), de unos 8000 habitantes ,con pintorescas callejuelas, casas pintadas de colores pastel, edificada en las faldas de la montaña que reina el castillo Malaspina, una fortaleza casi inexpugnable que perteneció a esta familia toscana.
Damos un paseo por sus calles y la orilla del río para reanudar ruta hacia Alghero.
Atravesamos Alghero para dirigirnos hacia la Reserva natural marina del Promontorio de Capo Caccia y visitar la Gruta de Neptuno, a la que también se puede llegar en barco.
Vamos andando por la Playa del Lido y el puerto hasta la puerta de la Torre Madalena, una de las 7 torres defensivas del siglo XV y llegar a la Piazza Civica. A la noche salimos al vecino R. Ichnos, frente a la estación para hacer una abundante y económica cena. Al despertarnos sigue lloviendo, desayunamos y partimos hacia Sasari. Como sigue lloviendo damos solo un breve paseo por sus callejuelas para marchar a continuación a la cercana y recoleta basílica románica de la Trinidad de Saccargia del s XII., donde ya no llueve.
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Un rato de visita y seguimos camino hasta Castelsardo, (llamada en su inicio Castelgenovese y posteriormente Castelaragonese, una vez expulsada la corona de Aragón recibió el nombre actual), un pueblito con casas de múltiples colores; a la distancia se distingue como un colorido sitio enclavado junto al Mar Mediterráneo.
De origen medieval y dominado por un imponente castillo (Su Casteddu), se encuentra encaramada a lo alto de un promontorio de roca volcánica. Diseñada como fortaleza en el siglo XII por la aristocrática familia Doria de Génova, el pueblo está formado por un entresijo de estrechas, empinadas y pintorescas callejuelas.
Seguimos hasta Tempio Pausania para pasear por su pequeño casco histórico salpicado de palacetes del XVIII y XIX construidos con el típico granito local gris. Llegamos hasta la catedral de San Pietro, con la fachada y el campanario del siglo XV y el oratorio del Rosario, de origen español. Paseamos hasta el puerto deportivo y la plaza principal donde se encuentra la columna conmemorativa de la victoria de Garibaldi frente a los franceses en 1793. Seguimos paseando por la pequeña ciudad para acabar cenando en una pizzería. Por la mañana, en la que vuelve a llover intermitentemente cogemos el coche para ir a la vecina isla de Caprera, conectada a la isla de La Maddalena por una carretera elevada y hacer un recorrido por ésta.
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Volvemos al puerto para tomar el ferry (40€ i/v 2 personas y coche) para seguir camino hacia Arzachena y pasear bajo la lluvia hasta la curiosa escalera de colores de la Chiesa di Santa Lucia. Tomamos un café y nos acercamos al nuraghe La Prisgiona y a la Tumba de los Gigantes de Lu Coddhu Ecchju (la cual vemos desde fuera ya que cobran 4 € por acercarse). La ruta nos lleva hasta el último pueblo del viaje, Sant Pantaleo, un pequeño pueblo encajonado entre las montañas graníticas Sant Andrea, Pelchia Manna e Pelchia Minori, conocido por sus numerosos artesanos que trabajan todo tipo de materiales (cerámica, hierro forjado, madera).
Al regreso evitamos pasar por Porto Rotondo, Porto Cervo o Baja Sardinia, sitios convertidos en lugares de veraneo de ricos y famosos, para llegar (con algo de dificultad) al inmenso Hotel Geovillage sport de Olbia, con parada previa en un cercano bufé para almorzar por 9€ . Fueron los cartagineses los primeros en establecer una colonia estable en Olbia. Los descubrimientos de barcos hundidos demuestran la importancia que tuvo su comercio marítimo a lo largo de la edad media, lo cual se puede comprobar en su Museo Arqueológico Nacional situado en el puerto. Dejamos el coche al lado de la Iglesia románica de S Simplicio para cruzando las vías del tren, y pasando al lado de unas antiguas termas romanas llegar al Corso Umberto y recorrerlo hasta eI Ayuntamiento, construido en 1932 en estilo liberty.
Tras el paseo regresamos al hotel en las afueras. Nos dan un apartamento enorme de dos habitaciones. Tras un desayuno en un abarrotado comedor, salimos a hacer tiempo hasta las 11, hora de devolución del coche, (nos cobran 15 € por “limpieza”), traslado al aeropuerto y regreso a casa.
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