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Octubre 2008
Con los vuelos sacados con la travel (el transoceánico), una agencia chilena (el de Pascua) y LAN-Pass (los saltos internos) marchamos a finales de septiembre en vuelo nocturno hasta Santiago de Chile, para pasar un mes recorriendo el país. A la llegada disfrutamos de unas impresionantes vistas de los Andes desde el avión. Aterrizamos en aeropuerto Merino Benitez, pasamos inmigración, recogemos el equipaje, cambiamos lo mínimo y vamos a la parada de Turbus que en 40’ y por 2900 pesos/persona (4€, ida y vuelta) nos lleva a la Moneda. Tomamos el metro hasta el Hotel Principado, que hemos reservado por 35 €/día para dejar
las cosas y salir a callejear casi enseguida para superar la “pájara” que nos acecha.
Seguimos hasta el Palacio de la Moneda, donde se manifestaban los del Registro Civil. En la plaza de la fachada principal se encuentra el Centro Cultural de la Moneda con exposiciones de Violeta Parra, artesanía tradicional etc. Paseamos hasta "El Rápido" famoso por sus empanadas de queso y pino (muy ricas), para seguir hasta la plaza de Armas y la Casa Colorada, tras lo cual subimos al cerro Santa lucia, donde las vistas de la ciudad con las nevadas montañas al fondo son imperdibles. Nos retiramos al hotel de donde solo haremos una breve salida para la cena.
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Amanece el día lluvioso. Nos vamos, una vez desayunados, a tomar el bus a la ciudad de Valparaíso, patrimonio de la Humanidad desde 2003, a donde tardamos algo más de una hora el llegar. Desde la estacion de buses vamos andando (un buen trecho de subida), subiendo y bajando cerros literalmente cubiertos por casa de colores, primero a “La Sebastiana” en el cerro bellavista, famosa casa que fue de Pablo Neruda, con magnificas vistas de la ciudad y el mar desde sus ventanas.
Bajamos por el Museo a Cielo Abierto y el Ascensor del Espíritu Santo para llegar a la Plaza Anibal
Pinto para, por calle Esmeralda, llegar al Mercurio, el reloj Turri y la plaza Sotomayor, donde se encuentra
la Comandancia. Vamos después hasta la plaza Echaurren y el cerro artillería, para desde la plaza Justicia subir en el
ascensor El Peral hasta el cerro Concepción para hacer el tramo 5.
Regresamos a Anibal Pinto, para andandito, volver a la estación de buses y regresar a Santiago. Desde la estación de metro de Pajaritos vamos al hotel para, tras una ducha, salir a cenar una curiosa pizza hecha con masa hinchada y unos piscos.
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A las 6 un taxi nos lleva por 14000 pesos al aeropuerto para hacer 5 horas de vuelo hasta la Isla de Pascua. A la llegada al pequeño aeropuerto Mataveri nos reciben con el típico collar de flores.
Hemos comprado un paquete por Internet en "Chez Cecile" que incluye traslado, alojamiento con desayuno
y los tres típicos tours por 250 € los dos. Un precio razonable para lo caro que es este destino.
Tras el desayuno (que incluye un delicioso jugo de guayaba) vamos a la biblioteca municipal,
donde la conexión a Internet es gratuita. Paseamos por las tiendas y mercados de artesanía de la
pequeña Hanga Roa.
A las 14,30 salimos con Cecilia a hacer en su destartalada furgoneta la 1ª excursión: Visitamos Puna Pau,
(cantera de donde extraían los “tocados” que coronan los moais), Ahu Akivi (altar con 7 moais, los únicos
en toda la isla que miran al mar), y Ana Te Pau (cantera formada por un río de lava, utilizada como
refugio en las guerras tribales).
Al regreso vamos a los moais de Tahai (cerca del Museo), donde vemos atardecer frente al Pacífico.
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Amanece el día muy encapotado y mas que ventoso, huracanado. Desayunamos y nos recogen para hacer la excursión de día completo. Vamos con 7 guiris más y en la primera parada una nube descarga sobre nosotros.
Visitamos a lo largo de la costa sur de la isla varios altares y moais , todos sin restaurar (Vaihú,
Hanga Te’e, Akanga...), hasta llegar a la cantera Rano Raraku, donde hay moais semienterrados por toda
la ladera del volcán , incluso dentro del cráter.
Seguimos hacia Tongariki, el mayor altar de la isla con sus moais restaurados por una empresa japonesa.
En la entrada hay unos petroglifos con los símbolos emblemáticos de la isla (la tortuga, el hombre
pajaro...) y unas vistas magnificas de la costa y los acantilados.
Llegamos sobre las 5 h. a Chez Cecile, donde una manada de caballos, de las muchas que hay en la isla,
se esta comiendo el césped del jardín.
Ha estado lloviendo toda la noche... y sigue. Se suspenden todas las excursiones,
parece que nos quedamos sin subir a Orongo.
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Amanece un domingo fantástico, en el que luce el sol con fuerza. Tras el desayuno Cecilia nos lleva al cráter del volcán más grande de la isla, el Ranu kao. Su interior es una reserva de flora endémica de la isla (la poca que queda). Al lado está Orongo, una reconstruida aldea con diversos geoglifos. Aquí es donde se paga (5000 pesos) el acceso al P.N. Rapa Nui (curioso eso de pagar al final). Llegamos al aeropuerto con el tiempo justo de embarcar y antes de subir al avión nos devuelven
el móvil dejado en la cabaña. La cena la hacemos, tras visitar la catedral en la plaza,
acompañados por una botella de vino y una monumental bronca.
Tras el desayuno (lamentable) y antes de volver al aeropuerto, tenemos tiempo que aprovechamos para cambiar
casi todos lo euros que nos quedan, para comprar los billetes de bus que vamos a usar en los proximos días
y para ir al barrio de Bellavista a visitar la Fundación Neruda
en “La Chascona”.
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A Santiago de Chile regresaremos un par de veces más, una como escala entre el norte y sur del pais y otra para el regreso a España. Ese útimo día, domingo,
se celebran las elecciones municipales. Aqui votan mujeres y hombres por separado, es obligatorio, se prohibe
la venta de alcohol y cierra casi todo. Así que aunque teniamos previsto ir a la Chascona, al parque metropolitano
y subir por teleférico al cerro San Cristobal nos tenemos que limitar a pasear por las calles del
barrio Bellavista y del centro y a comer en establecimientos de
comida rápida (los únicos abiertos).
Al día siguiente, despues del pesimo desayuno del hotel vamos al centro cultural de la Moneda para
comprar las últimas artesanías.
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