Septiembre 1997

El avión de la compañia turca con el que volamos desde Madrid estaba bastante usado, era bastante incomodo y la comida incomible. Tras los tramites aduaneros, con larga cola para pagar en efectivo la tasa de entrada nos llevan hacia los distintos hoteles . Habiamos elegido uno de tres estrellas. Gran error: No alcanzaba ni el nivel de una mala pension española. Eso si su situacion era bastante buena ,cerca de Kumkapi ,un barrio de pescadores lleno de restaurantes y muy animado que fue donde hicimos nuestra primera cena en Estambul. Al dia siguiente ,en un oscuro comedor nos tomamos el típico desayuno turco: tomates, queso blanco, aceitunas negras, pan, miel y huevo, y acto seguido nos fuimos a recorrer la ciudad .

Nos vamos a la plaza de Sultanahmet a conocer las mezquitas mas representativas de Estambul: la de Santa Sofía, que fue primero iglesia, luego mezquita y ahora museo y la Mezquita Azul a la que da nombre el recubrimiento de las paredes y de la inmensa cupula por azulejos azules, que es conocida por sus seis minaretes, ya que las mezquitas normalmente solo tienen cuatro (La Meca tenía seis y tras la construcción de esta mezquita tuvieron que añadirle uno mas). Tambien cerca de Sultanahmet fuimos a ver la fantastica Cisterna de Yerebatan, con una cúpula sobre 336 pilares . Tras almorzar nos acercamos Plaza del Sultán Ahmet donde estaba el antiguo Hipódromo con el Obelisco de Teodosio, la Columna de las serpientes y la Columna de Constantino y muchas tiendas para guiris. Antes de retirarnos a descansar vamos al Bazar de las Especias, al lado del puerto y de la Mezquita Nueva. Encontramos un sitio para cenar tortitas en Ordu Cadessi (la calle principal del casco viejo) en el que repetiremos un par de veces. La comida las preparan unas mujeres con traje tipico en el centro del local y el personal, de vez en cuando, monta bailes entre ellos y los asistentes.

El día siguiente los dedicamos a visitar el Palacio de Topkapi, antigua residencia de los sultanes otomanos y su corte. Actualmente se utiliza como museo. Nada más entrar vemos la Fuente de Ahmet III con cúpula y relieves y una plaza con la Iglesia de Santa Irene, y el patio exterior con las cocinas y sus diez chimeneas y el Museo del Serrallo de Topkapi con la colección imperial de cristal, plata y cerámica china . Despues visitamos las caballerizas y el Harén, en el que hay que hacer largas colas para su visita. Otro de los muchos edificios acoge una colección de armas otomanas y otro la Cámara del Tesoro con el trono de Nadir recubierto de piedras preciosas y perlas, la daga esmeralda, alfileres para turbantes, armaduras enjoyadas y el diamante Tophapi. Tras la larga visita bajamos andando por un bosque-zoologico donde descansamos un poco antes de coger un barco para ir al Palacio de Dolmabahce , en la orilla europea del Bósforo. Lo mas destacable de sus muchas estancias es el inmenso Salón de Recepción con 56 columnas y una lámpara de cristal de cuatro toneladas y media de peso y 750 bombillas. Tras almorzar vamos a la Torre Gálata,que tiene mas de 60 mt. de altura y un mirador restaurante desde el que hay unas vistas muy bonitas. Bordeamos todo el cuerno de Oro, primero en taxi y despues andando para volver a llegar a la parte antigua , parando por el camino en pequeñas iglesias y viendo parte de los muros de la antigua Constantinopla que recorren la ciudad desde el Cuerno de Oro hasta el Mar de Mármara.

Tras el desayuno volvemos al puerto para coger, en el Puente de Gálata, el ferry que va a las Islas de los Príncipes. El barco recorre las cuatro islas habitadas, de las nueve que forman el archipiélago. La isla de Buyukada es la más grande y es en ella donde desembarcamos para recorrerla en coche de caballos, ya que los vehículos a motor están prohibidos. Tras el paseo comemos en uno de los muchos restaurantes qiue ofrecen pescado. Aunque hay tiempo libre para darse un baño en alguna de las calas ,el agua esta aparte de fria a reventar de pequeñas medusas. Esa tarde la dedicamos a acudir a un Hamman (no podiamos olvidar pasar por esta experiencia). Acudimos al de Cemberlitas que es un baño turco que tiene un apartado para hombres y otro para mujeres. Nos dan un masaje rompedor y tras los remojos en las fuentes de agua fria y caliente , pasamos a tumbarnos en la piedra central para sudar un poquito y relajarnos.

Al día siguiente visitamos el monumento bizantino más importante de Estambul es San Salvador de Chora, iglesia del siglo XI, con muros adornados con frescos y mosaicos que mientras fue mezquita fueron tapados con yeso . Tomamos unas cervezas en una casa de madera de las que abundan en el barrio . Tras pasear por un zoco bastante grande llegamos a la Mezquita de Suleimán el Magnífico en lo alto de una colina. Esta mezquita es la más grande de Estambul con marmol blanco labrado y hermosas vidrieras. Tiene también cuatro escuelas teológicas, una de medicina, un comedor y un hospicio para pobres, un caravasar y un baño turco. En un lateral un bonito cementerio. Para descansar de la "escalada" entramos en un tipico cafe turco y regresamos al hotel atravesando la Universidad. Hacemos la visita al Gran Bazar. Dicen que es el más grande del mundo con más de 4.000 puestos y se haya totalmente cubierto. Nos perdemos por sus laberinticas calles y hacemos algunas compras.

Este último día nos embarcamos en Eminonu para realizar un crucero por el Bósforo, en un barco de linea que va hacia Anadolu, haciendo paradas tanto en la parte oriental como en la occidental. En Kalinca suben los vendedores de yogur a ofrecerlo al pasaje. Vemos las tipicas casitas de madera, parques y jardines, uno de los puentes colgantes de mayor tamaño del mundo: el Puente del Bósforo y fortalezas de piedra. Llegamos hasta la entrada del Mar Negro ,subiendo hasta el Castillo del moro para disfrutar del paisaje. Tras almorzar,regresamos a Estambul para dar los ultimos paseos por la ciudad . A medianoche nos llevan al Aeropuerto ,que esta lleno de rusos bebiendo vodka como locos. Tras horas de espera nos embarcan y caigo al lado de una señora entrada en carnes que casi me provoca un ataque de claustrofobia al no dejarme espacio prácticamente para moverme.