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enero 2014
En un vuelo de algo más de 3 horas pasamos de los 20 grados de Málaga a los 9 bajo cero de los que “disfruta” Hamburgo a las 3 de la tarde. Desde el aeropuerto un tren metropolitano (S-bahn) que parte cada 10 minutos te lleva al centro por 3 € en media hora. Aunque si llegas temprano por 5.90 € (10,80 € si vas en grupo de hasta 5 personas) obtendrás un tique (9-Uhr-Tageskarte) valido desde las 9 am para todo el transporte urbano durante un día.
Desde la estación central andamos por las calles nevadas hacia un hotel de 4 * que hemos sacado a muy buen precio (185 € para los 3 por 3 noches).
Al llegar al hotel el termómetro marca ya los -12º.
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Nosotros vamos hasta Lübeck, antigua capital y ciudad reina de la Liga Hanseática, declarada Patrimonio de la Humanidad y fundada en el siglo XII, ubicada a 60 Kms de Hamburgo.
A las 10 de la mañana, tras desayunar en la propia estación, cruzamos el Puppenbrücke (Puente de las marionetas) y llegamos al símbolo de la ciudad: el Holstentor, una de las 4 antiguas puertas, ingreso a la parte medieval y construida de ladrillo en estilo gótico báltico. Al lado se encuentra un bonito conjunto de casas, (el Salzspeicher) antiguo almacén de sal. Seguimos hasta la iglesia más antigua, la catedral (Lubecker Dom) del siglo XIII) donde están celebrando misa y al Museo de Sta Ana, donde entramos a calentarnos un poco. Pasamos por la iglesia de St. Aegidien, que está cerrada y marchamos hasta la de St Jakobi, iglesia de los marineros, con su gran órgano barroco y un bote salvavidas procedente de un naufragio, cerca de la casa de Gunter Grass y del monasterio de Sta Catalina.
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Pasando por la Marienkirche o iglesia de Santa María del siglo XIV, en cuya puerta se encuentra un diablo sentado, llegamos al Rathaus (ayuntamiento) de típica arquitectura Hanseática. En su frontal se puede apreciar una “loggia” del Renacimiento, construida en piedra blanca.
Aquí se acaba el recorrido previsto y como tenemos tiempo decidimos tomar el tren para ir hasta Kiel. Mi hija habla con unos lugareños que se lo desaconsejan y le recomiendan que vayamos a un pueblo a 1 hora de tren, Lüneburg.
Vemos primero la Wasserturn (torre del agua) de 56 mts de altura y la iglesia de S. Juan antes de llegar a la plaza principal (Platz am Sande) de esta pequeña ciudad (70.000 habitantes). En esta plaza se pueden apreciar los famosos gabletes escalonados y enroscados típicos de las casas de la ciudad.
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Disfrutando de los característicos ensamblajes de ladrillos de las casas de la ciudad llegamos a la Plaza del ayuntamiento con sus soportales. Este se considera uno de los ayuntamientos medievales más antiguos y bellos del norte de Alemania. Como empieza a oscurecer desistimos de acercarnos a las termas de agua salada o al Convento de monjas benedictinas Kloster Lüne . Pasando por la zona del antiguo puerto en el río Ilmenau, donde destaca una grúa medieval (Alte Kran) que sigue en funcionamiento, marchamos hasta la estación para tomar un tren que en media hora nos devuelve a Hamburgo. Un buen rato de descanso en el hotel hasta la hora de salir a cenar, lo que hacemos en la zona de restauración de la estación, que se encuentra repleta de futboleros recién salidos del partido dominical.
Amanece con una “agradable” temperatura de -1º . Desayunamos al lado del hotel y partimos andando hacia Hamburg-Mitte. Pasamos por el Chile Haus y por la iglesia evangélica de St. Jacobi, de estilo gótico. Entramos en la iglesia de S. Pedro de estilo neogótico, antes de encaminarnos al Ayuntamiento. |
Entramos en el barrio de St. Pauli caminando por la calle Reeperbanh, zona de bares, discos y sexo. Pasamos por la puerta de la cordonería más conocida de Hamburgo, con uno tamaño extra especial, por el que ofrecen 100€ en productos al que sea capaz de rellenarlo. La leyenda dice que ha ocurrido dos veces. Seguimos por la comisaría Davidwache con su fachada expresionista de los años 20 para bajar desde allí hasta los muelles para sacar un 9-Uhr-Gruppenkarte que nos permitirá pasear en los barcos de línea que recorren el puerto más grande de Alemania.
Tomamos el 62 que nos hace un recorrido de casi una hora i/v. Tras el almuerzo, que hacemos en un Franziskaner de la zona de la Stephansplatz ( unos contundentes rabo de vaca y roulade), volvemos al puerto para otro paseo en la línea 73. Íbamos a cenar en la zona aledaña a la estación. Pero nos recibe un cartel que marca la prohibición de usar pistolas, navajas, bates y botellas rotas y un ambiente de prostitución, así que volvemos a la Hauptbahnhof a tomar unas weibwurtz y unas bratwurtz con las inevitables cervezonas, para culminar el viaje, antes de retirarnos. A las 8,30 estamos desayunando, a las 11 despegando y a las 2,30 almorzando en casa.
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