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diciembre 2009 |
Parar llegar a la Isla de Madeira teníamos un vuelo que partía de Lisboa (45 € i/v), así que salimos de Málaga un par de días antes para, con tranquilidad, llegar al Algarve donde teníamos reservado un hotel en 1ª línea de playa para pasar la noche en la turística Albufeira, al sorprendente precio de 20 € (incluido desayuno). Previamente habíamos hecho unas paraditas en Niebla (Huelva) para recorrer sus monumentos y murallas y en Tavira para almorzar (bacalao, por supuesto).
Tras dedicar la tarde al relax y a reservar un coche de alquiler por internet (70€), nos levantamos bien tempranito (a las 6h.) para dejar nuestro coche en el parking del
aeropuerto y con una hora de retraso partir con easyjet a Funchal.
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A la llegada retiramos el coche y después de dar un montón de vueltas logramos encontrar el histórico hotel Montecarlo que está en el centro.
Primeramente habíamos reservado uno en la zona turística pero cambiamos a éste. Un acierto, a pesar de su antigüedad, por su ubicación y tranquilidad.
Nos dan una habitación interior, pero abonando un suplemento de 15 €/día nos cambian a otra con unas vistas de toda la ciudad a nuestros pies.
Compramos una botella de vino de Madeira y nos vamos a descansar al hotel.
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Una vez despiertos vemos desde la ventana como los cruceros turísticos llegan a puerto, bajamos a desayunar y cogemos el coche para hacer un recorrido por la isla. Salimos por la estrada monumental a la zona turística para llegar al pueblo de pescadores de Cámara de Lobos, a Lascas de Girao y al propio cabo Girao, un promontorio de gran altura sobre el mar. Seguimos hasta Ribeira Brava, donde nos conectamos a internet (en todos los pueblos tienen zonas wifi gratuitas) mientras degustamos una rica tapa de pulpo al ajillo.
Nos introducimos al interior de la isla subiendo entre las nubes hasta los 1400 mts a la planicie de Paul da Serra, donde en la zona de RabaÇal hay unas bellas vistas
y una de las rutas senderísticas más conocidas. A la salida nos encontramos una procesión con gran despliegue de petardazos.
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Seguimos a S Vicente para retornar por uno de los túneles más largos al otro lado de la isla. (La isla es un verdadero queso gruyere ya que todas las nuevas carreteras están excavadas en las montañas siendo éstas una sucesión continua de túneles.)
Como aún queda algo de tiempo nos acercamos al Jardín Botánico de 35.000 mts2 para hacer un recorrido por él. Volvemos al hotel, ducha, descanso y salida para cenar previa parada en
un bareto cercano para tomar unas lapas. Empezamos la subida hacia Poiso por una zona en la que abundan las “levadas”(sistema de canales de riego que llevan agua desde las sierras a los valles) para llegar al pico de Arieiro de 1800 mts de altura, desde donde se ve tanto las dos partes de la isla como las Islas Desertas y la de Porto Santo. Bajamos por un bosque de laurisilva (con un descenso de temperatura de mas de 10 grados) hacia Ribeiro Frío, en donde hacemos una parada para tomar unas ponchas (aguardiente de caña con miel y limón).
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Seguimos a Santana para ver sus casas típicas y previa parada en Faial ir al punto mas oriental de la isla, la punta de S. LourenÇo, y hacer el almuerzo en CaniÇal.
Antes de volver al hotel pasamos por Monte para ver los típicos carreiros que con sus cestos con esquis de madera descienden 4 Kms hacia Funchal. También entramos en la iglesia del Socorro,
patrona de la Isla, del siglo XVIII y donde se encuentra enterrado el emperador Carlos I de Austria. La cena, un montón de gambas en salsa de tomate, la realizamos al lado del hotel. Desayunamos y con tranquilidad hacemos los 16 Km. hasta al aeropuerto, devolvemos el coche y partimos en hora hacia Lisboa. Una vez retirado nuestro coche del parking 3 del aeropuerto (15€ por día) salimos hacia Evora para almorzar y hacia la pousada de Vila ViÇosa para pasar la noche.
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