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mayo 2010 |
Tras un primer intento fallido por culpa de Vueling, que cambió de forma unilateral sus fechas de vuelo, marchamos a Malta desde Sevilla con Ryanair por 55 €. Salimos de Málaga para almorzar temprano en un asador de la barriada de Alcora, cerca del aeropuerto sevillano. Dejamos el coche en un parking recién abierto (Lavacolla) que cuesta un tercio que el de Aena, te recogen el vehiculo y encima te lo devuelven lavado. A las 17 h. ya estamos volando para llegar a Malta a las 19,30 h. Pagamos en el propio aeropuerto el ticket de 20 € que cuesta el taxi hasta el Hotel Sliema Chalet, que hemos reservado por internet por 140 € las 3 noches. Nos dan una habitación muy amplia y bastante antigua. Salimos al cercano paseo marítimo para ver los horarios de los autobuses y del barco que cruza a la Valetta. Hacemos una cena bastante decente al lado del hotel: vino rosado “Falcon Maltes”, conejo y pulpo en salsa de tomate y con mucha hierbabuena.
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Nos levantamos temprano para aprovechar el día y por que amanece 2 horas antes que en España (a las 5 h), para un desayuno corrientito y para tomar en la misma puerta del hotel el bus 645 a Cirkewwa. Perdemos el de las 8 h. y vamos a pasear hasta la 8,45 h., hora en el que sale el siguiente. Haciendo un recorrido por el norte de la isla, tarda unos 45' en llegar al embarcadero. Lo hace justo en el momento en que zarpa el barco. Así que esperamos 40' al siguiente, que en menos de 25 minutos nos deja en la isla de Gozo, en Mgarr. El barco que cuesta 4,60€ se paga al regreso. El autobús 25 nos lleva a la capital de la isla, Victoria, antes llamada Rabat. En Victoria visitamos la ciudadela, la catedral con la tumba de Pío X y el barrio de San Jorge, con mosaicos y figuras en las puertas de cada casa.
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Después de una ducha y un rato en el hotel, cogemos el viejo bus 65 para ir a Mdna. En el trayecto, de más de 45', a pesar de la velocidad de loco que lleva el conductor, pasamos por Mosta, donde se encuentra la Rotunda, la 3ª cúpula más grande de Europa, del año 1833.
Paramos en Rabat y cruzamos el foso para acceder a la antigua capital de la isla, ubicada a 190 mts de altura, caracterizada por el buen estado de conservación de su estructura medieval y sus elementos barrocos. Tomamos el 62 de vuelta a Sliema, para cerca del hotel, en el restaurante “Le Malte” hacer una buena cena por 35 € a base de lampuki (pescado típico), bragioli (rollo de carne picada con tomate), tinto de la isla y pastel siciliano. De aperitivo nos obsequian con unos caracoles con curry muy buenos.
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Amanece lloviendo y después de desayunar nos vamos a la Valetta, a pasar la mañana recorriéndola entre las hordas de turistas. Tras atravesar el S James Bastions marchamos por la calle principal (Republic street), parando en diversas iglesias (dicen que en la isla hay 365, una para cada día del año) hasta el fuerte de St. Elmo. Por el bastión de S. Lázaro vamos a la “Siege Bell”, un monumento en conmemoración de la 2ª guerra desde donde se ven las 3 ciudades: Conspicua, Senglea y Vittoriosa. Aunque una vez que hemos subido hasta la Saluting Battery se ven mucho mejor.
Desde el Albergue de Castilla, uno de los 8 existentes para los caballeros de las distintas nacionalidades, (en este caso españoles y portugueses) vamos a la oficina de turismo de Market street y a la co-cathedral de S. John, en la que no nos dejan entrar aunque en nuestra guía dice que la entrada es gratis.
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Como aun no hay hambre, decidimos coger el bus 4 para ir a Vittoriosa y hacer allí el almuerzo y observar la Valetta desde otra perspectiva. Almorzamos pasta y mejillones.
Paseamos por la iglesia de S Lorenzo (cerrada) y por la marina, antes de retornar a Sliema.
Por la mañana tras un tardío desayuno, nos acercamos a ver la vecina catedral. Recogemos las cosas y nos vamos a la Valetta para desde allí ir en el bus nº 8 (que tarda casi 40' ya que pasa por varios pueblos) al aeropuerto.
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