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octubre 2010 |
Una vez acabada nuestra ruta francesa dejamos el coche en un parking del aeropuerto de Gerona, tomamos un vuelo low-cost a Trapani para pasar 5 días en Sicilia. El vuelo dura media hora menos de lo habitual con un descenso infernal para Jorge por el catarro que arrastra.
Al llegar al aeropuerto primer problema: tengo el carné de conducir caducado y el desagradable empleado de Hertz se niega a cambiar de conductor mientras no se lo notifique autoeurope , que a esas horas (21h) ya tiene sus oficinas cerradas. Nos vemos obligados a alquilar el coche con otra empresa (175 € + seguro). Al final acabamos acostándonos cerca de media noche para hacer el desayuno (un rico salchichón con tomates y aceite) a las 8 y media y empezar la ruta.
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Subimos primero al cercano Erice en el monte S Giuliano a 750 mts de altura por la ruta más revirada, por donde se tiene una vista estupenda de las salinas, Trápani y las islas Egades (también se puede hacer por funicular). Nada más llegar al pueblo la niebla nos rodea pese a lo cual lo recorremos hasta llegar a la plaza Umberto. Descendemos por la otra ruta y tomamos la carretera “rápida” hasta Marsala, en donde paseamos por el casco antiguo hasta la catedral, la Porta Nova y la Porta Garibaldi.
Reanudamos ruta : Todas las carreteras sean locales o autopistas están pésimamente conservadas y llenas de resaltos, pese a lo cual los sicilianos van como locos, sin respetar señales y conduciendo con el culo, jugándose la vida ellos y la de los que circulan a su alrededor. Hora y media de ruta nos lleva hasta Agrigento. Después de algunos problemas de orientación del GPS aparcamos en la plaza Sinatra para ir al “city-bed” (inmejorable situación, techos alucinantes, diseño y calidad por 49 €). Salimos a la puesta de sol para ver el oratorio de la plaza Pirandelo, la iglesia de sta María de Gracia (sobre los restos de un templo griego) y el Duomo (fantásticos frescos y altar). Vamos por vía Atenea para cervecear en una terraza y cenar en lo único que vemos abierto (es domingo): un resto de diseño llamado QOC (unos sabrosísimos platos de caballa marinada en cebolla dulce, cigalas y pez espada). Regresamos bajo la lluvia al hotel.
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Iniciamos la mañana, luminosa tras una noche de lluvia, dejamos el coche en un parking (3€) en la entrada del Valle de los Templos, en los que, pese a no ser temporada alta hay bastantes grupos de turistas. Pagamos los 10 € de entrada y vamos primero al Templo de la Concordia, el mejor conservado. Enfrente de la villa Aurea, (en la que cobran de nuevo por visitarla) están los restos de unas catacumbas, cerradas y llenos de suciedad. En general los monumentos en Sicilia no se “mantienen” adecuadamente: mal indicados, no dan folletos a no ser que los pagues aparte, carteles ilegibles o directamente inexistentes ...
Seguimos, tras atravesar una carretera,!!!! hasta los templos de Hércules y de Júpiter y otros existentes en la zona. Iniciamos el regreso al punto de partida parando en el templo de Juno, que domina el valle. Mucha gente para ver los mosaicos (en temporada alta debe ser terrible) en las poquísimas salas que hay abiertas. De hecho cobran el 50% de la entrada ya que más del 80% de sus salas están cerradas por restauración. Desilusionados seguimos hasta conectar con la autopista que nos lleva a Siracusa. Dejamos las cosas en el hotel Casa Mía y nos acercamos a la península de Ortigia recorriendo sus calles llenas de palacios e iglesias. Tras visitar el Duomo vamos hasta la fuente Aretusa, de donde emana agua dulce al lado del mar, para ver la puesta de sol desde una terraza. La cena la hacemos en una pizzería: entrante de ahumados y pizza de peces.
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Salimos de Siracusa hacia el sur por una autopista sin conservación ninguna para en 2 horas llegar a Ragusa y visitar Ibla, la ciudad antigua reconstruida tras el terremoto de 1693. Dejamos el coche en un parking e iniciamos el recorrido al lado de la iglesia de la Madonna con su campanario de cerámica y del palacio Cosentini con sus balcones con mensulas increíbles. Seguimos por la vía 25 de Abril hasta la plaza del Duomo. Callejeamos otro poco subiendo y bajando cuestas antes de marchar a la “nueva” Ragusa para tomar un café y un sabroso cannoli (un típico pastel siciliano). Visitamos la catedral de S Giovanni Batista y reanudamos camino hacia Taormina con parada para el almuerzo en el feo pueblo de Lentini. Circunvalamos la gran Catania (unos 800.000 habitantes) y tomamos la autopista de peaje hasta Mazzaro, donde tenemos nuestro hotel justo enfrente de la Isola Bella. Aparcamos el coche y vamos al funicular cercano (3,5 € i/v) que nos sube a Taormina. Recorremos el Corso Humberto I hasta la plaza 9 de Abril , mirador sobre el mar y el Etna, que no se ve por estar todo cubierto. Vamos hasta la puerta Catania , regresando hasta la plaza V. Emanuele bajo la lluvia, con la intención de ir al Teatro Griego pero cuando llegamos son más de las 17 h., hora de cierre. Así que tomamos el funicular de vuelta al hotel. La cena la hacemos al lado de éste: sopa verdura, pez espada, lubina y quesos.
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Después de desayunar iniciamos ruta hacia Castiglione bordeando el Etna por su cara norte hasta llegar a Randazzo y pasear por sus calles medievales y ver la catedral de Sta María, construida con lava. Pasando por bosques a mas de 1500 mts de altura y por los pueblos de Floresta y Ucria entre niebla y lluvia salimos a la A20 frente a la isla de Lipari. Es una autopista de peaje a base de puentes y tuneles, de la que salimos en Cefalú a almorzar (carpacio de peces y pasta con castaña) al lado del fregadero medieval. En Palermo nos cuesta un buen rato llegar al hotel ya que el mercado callejero de Ballaro nos corta el paso por las estrechas callejas. Tras conseguirlo con esfuerzo y dejar las cosas damos un largo paseo: desde la Puerta Nuova a la grandiosa Catedral, los Quatro Canti , la decorada iglesia de los Teatinos, las plazas Bellini y Pretoria , el teatro Massimo... Al arreciar la lluvia entramos en el Touring Club a tomar unas birras con canapes típicos. La cena la hacemos en la plaza Bologni en una típica trattoria: mixto de antipasti siciliano, linguini con hueva de atun y de nuevo pez espada.
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Tras desayunar, pagar y recuperar el coche del minúsculo garaje, nos introducimos en el caótico tráfico palermelitano. En poco tiempo llegamos a Monreale, donde nos cuesta horrores encontrar un hueco donde aparcar. Vamos a recorrer el Duomo de 1174 con sus pinturas bíblicas y el claustro de los benedictinos de estilo árabe-normando.(6€). Por una carretera local acortamos hacia la autopista de Trápani, repostamos con dificultad (las gasolineras de la zona son de maquina automática que no dan cambio), devolvemos el coche y salimos de vuelta a Gerona con una hora de retraso gracias a la huelga de los controladores franceses. Como volvemos bastante resfriados y no íbamos a poder disfrutarlo adecuadamente anulamos la reserva que teníamos en El Celler de Can Roca y nos vamos a tomar unos entrepans muy ricos. El regreso a Málaga lo hacemos con paradas en el delta del Ebro y en Sagunto.
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